Concurrió a la Free Ganmmar School de Grantham, a diez kilómetros de su pueblo, sin destacarse demasiado del resto. Allí tuvo su estancia en casa del farmacéutico local poseedor de una importante biblioteca que aprovechó el niño en sus ratos de ocio, y una hijastra con la que Isaac Newton mantendría un romance adolescente. Muchos descubrimientos mecánicos fueron parte de esta etapa de su vida (una linterna de papel plegable, un carro propulsado por una especie de tornillo accionado por el conductor, un molino de viento, etc). Volvió a la granja y ese era su destino: cuidar el negocio familiar junto a su madre. Por suerte su tío William, reverendo y diplomado en el Trinity College de Cambridge convenció a ella para enviarlo a esa casa de estudios, a la cual Isaac Newton ingresó pagando su estancia con trabajos serviles, realizados a sus compañeros pudientes. Allí, introvertido, Isaac Newton se interesó por la quimica y la matemática Euclidiana más que por las relaciones humanas. Su primer tutor fue Pulleyn, profesor de griego de esa Universidad. Para sus 20 años Isaac Newton ya había leído las obras de Oughtred, Van Schooten, Kepler, Vieta, Wallis, Galileo, Fermat, Huygens, entre otros, y conoció a Barrow, quien se convertiría en su profesor de matemáticas. Con estos conocimientos matemáticos y geométricos Isaac Newton comienza a plantear su “Teorema del Binomio de Newton” entre los años 1664 y 1665.
Este descubrimiento fue dado a conocer a través de misivas dirigidas al secretario de la Royal Society; en la primera misiva incluye el enunciado de su teorema y en la segunda el detalle. Isaac Newton nunca publicó su estudio, que permitió demostrar que una expresión polinómica se transforma en una serie infinita, y por ende, que un número de series no son más que casos particulares; la publicidad estuvo en manos de Wallis en el año 1685 atribuyéndoselo a Newton.
Sus tres leyes fueron las más importantes que realizó.
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